La vida y la obra de un púgil sin contrincante

Yo no pedí estar aquí. Yo no pretendo entenderos ni que me entendáis. Yo no pretendo pasar a la posteridad; tan sólo, que me dejéis hacer mi vida, por extraña que os resulte...

Mi foto
Nombre:
Lugar: Torrox, Málaga, Spain

30.10.06

EL CAMELLO Y EL OJO DE LA AGUJA...

Escribe el genial Javier Cercas en EL PAÍS SEMANAL (nº 1567) sobre Giorgi Perelman, el matemático que logró resolver la aparentemente irresoluble "Conjetura de Poincaré"; logro por el cual le fue concedida la "medalla Fields" (máximo galardón matemático) que Perelman se negó a recoger personalmente, plantando a todos los asistentes al acto. El desquiciado matemático (así hablan de él quienes le conocen; yo hace tiempo que no tomo café con él, no puedo opinar, ejem...), no ha explicado su negativa a presentarse en sociedad, pero todo indica que pudiera estar un tanto enfadado con algunos de sus "colegas" por prestarse éstos a participar en determinados actos promocionales, acusándoles de "deshonestos y desleales".
Vamos, que se le ha sudado lo de la medallita; que se la metan por el "conjunto vacío", que él no trabaja para recibir galardones, ni reconocimientos, ni falta que le hace...
Como decía, Cercas remata este ameno artículo de esta forma: "Una cosa es segura: yo no sé si Perelman es un genio, pero lo que sí sé es que él es algo casi tan difícil de encontrar como un genio: un hombre LIBRE".
Querido Javier: has de saber que te admiro profundamente, y sigo tu sección en la revista desde hace tiempo, pero creo que esta vez te has colado un poco con la conclusión final y con el símil que has establecido... ¿no?
No llegaré yo a autodefinirme nunca como alguien materialista o capitalista, ni mi objetivo en la vida es morir muchimillonario, ni falta que me hace; pero te juro por todos mis muertos que como este año (al fin) me toque el Gordo de navidad, me presento a las siete de la mañana en la puerta del Banco a cobrarlo, aún a costa de perder (según tú) mi LIBERTAD y mis principios. Ya te digo, macho. ¿O tú qué harías? ¿Ein? ¿Ein?. Liiiiiiiiiiiiiisto!!!!

“SURGIÓ DE REPENTE…”
Este poema está basado en un suceso real acontecido en España el cinco de mayo de 1988: un chico al que, aún a día de hoy, nadie ha podido identificar y que, presuntamente, se escapó de un centro psiquiátrico, fue arrollado por un tren en plena noche, sin poder el conductor evitarlo... Lo enigmático del asunto es que, según testigos presenciales, el muchacho apareció de la nada, caminando por las traviesas de la vía (al parecer, dirigiéndose conscientemente hacia la locomotora), vistiendo una sudadera con capucha y sonriendo. Cuando la máquina iba a devorarlo, soltó una carcajada y abrió los brazos, recibiéndola... "Surgió de repente", balbuceaba el operario, presa de los nervios.
Como mi amor por ella; como su desamor, irracional.
“SURGIÓ DE REPENTE…”


Hoy vuelvo a ser
el caminante sin nombre que
se arrodilló en las vías
esperando un bautismo cruento. Definitivo.

No he legado nada que a los hombres
exonere de la ira que me inflijo.
Sólo los pasos dados, y el historial de heridas
bajo la piel; sobre el alma.

Hoy vuelvo a ser anónima rima
con rúbrica ilegible. Epístola esquiva
nunca ya franqueada.
El asco que me sustenta, y que de ti emana,
que de ti se irradia con cada estrofa no dicha,
que con tus manos desgranas, como espiga marchita,
que de tus labios vuela, en cada nota inventada,
que de tu cuerpo exudas, con cada sollozo fingido…
El asco que me impulsa, me dará tus apellidos.

Hoy vuelvo a ser
el caminante sin nombre
al que nadie reclamó; ni en vida ni en muerte.
“Surgió de repente…”.

EN MI CABEZA SONABA MEJOR... (Mini-diario nocturno, volumen 1)
Soy un fracasado, un perdedor; patético. Un amargado, maníaco depresivo y enfermo cerebral (diagnosticado) que tendrá suerte si llega a cumplir los cincuenta. Intenté suicidarme, y ni siquiera me salió bien. Y me costó casi una semana, encima, limpiar todos los salpicones de sangre…

Intenté formar una pareja, una familia, y me la dieron con queso.

Intenté cambiar el mundo, y sólo conseguí que algunos coches de un parque móvil funcionaran con aceite de cocina reciclado, amén de unos preciosos paneles informativos que nadie se molestará nunca en leer.

Así que me pregunto: ¿quién diablos va a querer leer algo que yo escriba? Me perfeccioné en el arte de vomitar todas mis frustraciones a través de los versos, hasta que yo mismo me agoté física y mentalmente de leerme, y he decidido tomarme un descanso en eso de mal-rimar.
Este blog se llama así, porque creo que lo más digno que he escrito en mi vida es ese poemario “La vida y obra de un púgil sin contrincante”, cuando estuve más muerto que vivo, justo después de que la primera “señora de Púgil” me mandara a la mierda. No le guardo demasiado rencor; aun así, no se por qué, cada vez que lleno en la gasolinera una garrafa de “sin plomo” (para limpiar los motores de mis motos antiguas), los chicos del boquerel me miran con recelo porque temen que vaya a incendiar su casa, con ella dentro… Bueno, mentiría si dijera que alguna vez… bueno, mejor miento.
En fin, yo también me hubiera dejado a mi mismo; no la culpo. Me convertí en un ser absolutamente despreciable y, lo que es peor, para conmigo mismo. Y hay ciertas cosas que ya no tienen marcha atrás ni oportunidad de redención. Agur y buena suerte.

“¿Por qué, cada vez que estás tan mal, siempre tiene que haber una jodida tía por medio, gilipollas?- me decía mi querido hermano al teléfono.”

Soy un lunático, un aventado y un sociópata camuflado. Vivo en una cueva a la que nunca ilumina la luz natural, en un país y en una región donde la luz natural es un valor añadido. Mi gato desconfía de mi y, cada vez que yo entro por la puerta, él dirige una pata en dirección a la rendija abierta de la ventana, procurándose una segura vía de escape de emergencia… luego, cuando consigo dormirme (no hay horas fijas), duerme junto a mi oreja, me la lame con su áspera lengua y ronronea, musitando palabras de cariño en una lengua que desconozco, pero que me conforta.

Sufro de alucinaciones hipnogógicas frecuentemente. Otras veces, tengo sueños reiterativos; se repiten una y otra vez según un mismo patrón, y casi siempre son en blanco y negro. El insomnio y el noctambulismo me provocan espasmos musculares durante las (terribles) horas que tengo que relacionarme con mis semejantes y, otras veces, me producen un estado de ánimo cercano a la hilaridad, el cual me convierte en un auténtico gilipollas capaz de tirarle los tejos a una asesora jurídica municipal o a una becaria de postgrado (con sutiles diferencias); esto, además, ha hecho que crezca como una bola de nieve el rumor sobre mi adicción a las drogas, aun cuando ya llevo más de cuatro años sin “meterme” nada. En raras ocasiones, pero que también existen, alcanzo estados cercanos al autismo. Es curioso: todo el mundo piensa que el autismo es ese estado de gilipollez en el que uno se queda como alelado sin recibir estímulos externos, como “guarnido”, que diríamos por aquí; pero el autismo es todo lo contrario: es cuando eres extremadamente sensible a TODOS los estímulos externos, de modo que cualquier variación te afecta y te bloquea, impidiéndote reaccionar adecuadamente; pero no por “falta de-“, sino por todo lo contrario: por “saturación de-“.

Enfermo continuamente, y tengo ataques de migraña desde los siete años: como mi bisabuela, como mi abuela, como mi padre. No podían haberme dejado en herencia tierras, propiedades o lujosos coches, no. Tenían que dejarme el dolor de la puta cabeza… y la predisposición al cáncer, claro.

“¡Pégame, grítame, insúltame… pero, por Dios, no te quedes ahí callado sin decir nada!”

Últimamente, paso todos los fines de semana montado en una moto, devorando asfalto, inclinando cada vez más, y más rápido, en cada curva. Soy feliz. Se que moriré tras descolgarme de uno de estos artilugios metálicos y mecánicos de dos ruedas algún día. Lo he soñado. Y varias veces. Y creo que lo deseo desde que tenía trece años:
Cuando tenía trece años, sufrí mi primer bloqueo y, posteriormente, mi primera época de depresión y autorreflexión; mis padres no me castigaban nunca, no les hacía falta. Yo me autocastigaba cuando sentía que les había fallado (aunque ellos nunca tuvieron esa sensación) y, lo más importante, me había fallado a mí mismo. Yo era el mejor, era el número uno… en todo lo que tuviera que ver con los libros, con ese mundo de cuadernos con canutillo de espiral, pizarras y odiosas clases de educación física; y lo era para compensar que no tenía amigos, que era probablemente el infraser más odiado en la hora del recreo o de los “talleres” del viernes por la tarde. Ahí empecé a comprender que el destino me deparaba un final apoteósico y desgarrador… y la idea me sedujo.

Con catorce me operé el pito (fimosis, circuncisión) y empecé a escribir unos versos tan absolutamente ridículos, risibles y odiosos, que terminé por quemarlos poco tiempo después. Pero fue un comienzo. Seguía siendo un apestado y un repudiado, pero mi polla, eso sí, iba ganando enteros. Era tan odioso, incluso para la vista, que no conservo ni una sola foto de aquella época. Me producían arcadas.

Con quince me enamoré de verdad. Es decir, comienza el declive existencial que ya me acompaña para siempre… Evidentemente, ella sufría de sarpullidos cada vez que yo osaba dirigirle la palabra o acercarme en un radio inferior a cinco metros de distancia de su persona. Pero conocí al gitano, y al Kiko, y a toda una pléyade de elementos biológicos entre los cuales fui aceptado, y que me iniciaron (benditos) en los nobles vicios del tabaco, el alcohol y los petardos. Ahora sí que empezaba a merecer la pena compilar los versos.

Luego viene una época un poco olvidable de la cual sólo merece (hoy, ahora) la pena rescatar a “Protegidos”, la banda en la que (hacía como que) tocaba, junto con mi hermano y un par de colegas. No quisimos nunca cambiar el panorama musical mundial… sólo hacerlo un poco más divertido. Por cierto, la de los sarpullidos, al final, se acabó liando conmigo, eso sí, después de que ya hubiera yo pegado un “estirón” bastante tardío (a los diecisiete) y hubiera fibrado y musculado mi cuerpo efímeramente.

“¿Tú de qué vas? Imbécil, hijodeputa… ¡Tienes la boca muy grande y los deditos muy largos…!”

¿Qué? ¿No es este el tipo de blog que buscaban? Pues a chuparla… supongo que claro, prefieren a Rafita Fernández y sus delirios de “ezcritor”. Pues nada, cliquen el vínculo que ya les puse en otro post, y disfruten… hay blogs de todo tipo, les advierto: gráficos (http://robotve.blogspot.com/), fotográficos (http://www.manucoloma.com/, aunque, bueno, éste más que un blog es una página-blog bellísima…), poético-literarios (“Raíces cúbicas de un paraíso perdido” o http://www.recortesdeprensa3.blogspot.com/”).

Y éste, esta “Vida y obra de…” no es más que una jodida terapia recomendada por una psicóloga; no es más que una válvula de escape; no es más que una forma de provocar que añadan sus comentarios recordándome (se lo ruego…) que soy un amargado al lado del cual nadie aguantaría una pequeña fracción de su vida. Porque así, no lo duden, me revelaré… y me convertiré en mejor persona; y tal vez un día, consiga una trazada perfecta en una curva.

“Esperas de mí cosas; vives tu vida haciéndolo y, cuando no las consigues, cuando no te las doy, te enfadas; conmigo. No se si me quieres tanto…”.

Maldita cabrona resabiada; siempre soltando verdades…

28.10.06

MI CABEZA...NUESTRAS CABEZAS...

Lo de Rafa Fernández es la leche...

A través de mi buen amigo Dani (un gran blogger, por cierto; no dejen de leerlo en http://www.recortesdeprensa3.blogspot.com "Raices cúbicas de un paraíso perdido") descubrí a este tipo tan singular que "quiere ser ezcritor", y que publica su columna y escribe críticas de cine en el "20 minutos". Su página web se llama www.micabeza.com, y su blog lo podéis leer a través de dicha página, o directamente accediendo a http://blogs.20minutos.es/ezcritor.

He leído muchos blogs, muchos (ni aún así consigo yo editar uno de calidad media...); pero lo de Rafa es para nota: si un blog es libertad de expresión y, más concretamente, sin ningún tipo de medias tintas en un tema tan "políticamente incorrecto" como el sexo, esto es un blog. Sin desmerecer a nadie, conste, me estoy circunscribiendo a una tipología específica de ellos.

Un premio, una mención para este hombre, ostias ya...

Tomaos la molestia al menos de ojearlo, y ya me contaréis... no faltará quien opine que este tío es un depravado, un enfermo y hasta un sociópata... pero también los necesitamos.

¡Animo, "ezcritor"!

CURSO DE MATEMÁTICA EMOCIONAL AVANZADA DE TITO "PÚGIL" (1)

¡Hola amigos y amigas! Bienvenidos al curso de matemática emocional avanzada del tito “Púgil”. Estoy seguro de que, con mi ayuda, alcanzarán gradualmente la plenitud y la satisfacción casi absoluta en su interrelación con el entorno humano en general, y con el género femenino en particular; o la misoginia total. En cualquier caso, ambos resultados serán siempre sólo fruto de su voluntad y tenacidad en el estudio.

¿Quieren un axioma matemático perfecto? ¿Quieren una verdad absoluta e irrefutable? Un poco precipitado para la primera lección, pero ustedes lo han querido:

“TODAS TIENEN NOVIO/A CUANDO YO ME ACERCO A ELLAS”

Impepinable.

Observen cómo se añade la perspectiva de género (sublime, ¿eh?...).

Bueno, pupilos/as, creo que, dada la profundidad del postulado, podemos dejarlo por hoy. Vayan reflexionando en casa y prepárense para la siguiente lección.

Les anticipo que, en ella, partiremos de un supuesto (siempre) teórico: hemos dado con alguna despistada que no ha podido esquivarnos, de modo que, merced a fuerzas y principios básicos físicos aún no desarrollados ni investigados, conseguimos un desplazamiento de la masa femenina, venciendo la fuerza de rozamiento tangencial, hasta nuestro ruinoso apartamento (en caso de no tenerlo, aplicar “coche”, “cochera”, “varadero municipal o parcela de hamacas playera” o “colchón tras seto de jardín de urbanización”):

“A TODAS LES BAJA LA REGLA JUSTO, JUSTO, TRAS CRUZAR EL UMBRAL DE MI PUERTA”

Con los sabios consejos del tito “Púgil” llegaréis a ser unos onanistas de aupa.

27.10.06


“… Y HABRÁ JAQUE MATE”

“RÉQUIEM”, fue la “Revista de opinión de los alumnos de Ciencias Ambientales”, y posteriormente “Revista de opinión del diablo en su perspectiva” que cinco o seis muchachos fundaron en Granada el primer año de la cuarta promoción de la licenciatura citada anteriormente. Con un denominador curioso: cuatro eran y son malagueños de nacimiento.

Siendo justos y haciendo honor a la verdad, la “revista” era más un fanzine con minirrelatos, artículos de opinión y algunas viñetas gráficas que hacíamos en esas “horas libres” que nos tomábamos dentro del aula o en sus aledaños y que nos permitían escapar fugazmente de una realidad rutinaria, monótona y aburrida, que nos hacía sentir un poco más individuales dentro de la colectividad homogénea de los tablones masificados de listados con nombres, apellidos y cifras. Lo uníamos todo, le poníamos una grapa (nunca nos planteamos rectificar ni un solo tachón… de hecho, era casi obligatoria la entrega de originales manuscritos…), y lo dejábamos en la fotocopiadora, junto a los apuntes, para que todo el que quisiera lo leyera. Y funcionó.

Dos cursos y cuatro números. El quinto, siete años después, un “Especial” con motivo de la boda de uno de sus más insignes redactores.


Este blog tiene en su creación un cometido principal: rescatar ese espíritu de libertad frente al folio o frente a la pantalla del procesador de textos, al igual que en aquellos inolvidables años de Universidad. Escapar por unos minutos, y dar rienda suelta a esos pensamientos que nos hacen únicos, exclusivos… a veces tanto, que nos sentimos como un “púgil sin contrincante” al frente; pero felices por haber tenido el valor de enfundarnos los guantes… esas “paridas” mentales, surrealistas, hilarantes y que, en muchas ocasiones y en el fondo, llegan a dar respuesta a muchas cuestiones trascendentales. Es, en definitiva, una forma de emular y homenajear a “RÉQUIEM” desde la red y, por supuesto, es un espacio abierto y plural para todos vosotros y vosotras…

El “alma máter” de “RÉQUIEM” (y eso es algo que ninguno de los fundadores del proyecto y de sus posteriores incorporaciones ha dudado nunca) fue Tano Sánchez-Pastor Millán, ese estudiante aventajado en asignaturas de la vida y con diez años más que todos nosotros; ese que trabajaba en el aeropuerto de Granada y que se pasaba de vez en cuando por clase con el uniforme, lo cual nos hizo confundirle con un bedel al principio (él también propició la broma, como era su costumbre). Podría escribir durante horas de él y de lo que significó para todos, al margen de la revista, pero no es ese el objetivo ni de este post, ni de este blog. Determinadas cosas no tienen por qué hacerse públicas; la experiencia debe perdurar por dentro.

En lo sucesivo, iré transcribiendo fragmentos de la mítica revista y he querido empezar con uno de Tano (o “Floris Páter”, como era su seudónimo; todos teníamos uno) que me emocionó profundamente. A veces, el amor no es tan complicado… nunca supimos si la historia era real o ficticia, pero eso da absolutamente igual:

“…y me acuerdo cómo estaba sentada en el suelo, “a lo indio”, y cómo me decía: “Cuatro, te tengo que comer, que estás cerca de mi casa”, y cómo se contaba 22 en vez de 20, pero yo no decía nada, porque se había bebido y fumado, y a lo mejor era sin querer, producto de la noche, como los besos y las caricias hasta que me quitó las manos: “Chst, chst, que vas muy rápido y tienes las manos muy largas”. Yo me miro las manos y me las veo normales; y podría ir más rápido todavía, y se lo digo, y ella se ríe y me da otro beso, pero al final se fue. Desde la escalera le digo: “El próximo día jugaremos al ajedrez y habrá jaque mate”. Y responde que no soy capaz y me chulea otra vez.”

Floris Páter

26.10.06

USEN CALCETINES SIN COSTURAS GRUESAS

27 años... casi 28. Y sólo hoy caigo en la cuenta, mientras miro hacia el empeine de mi pie derecho, recostado, tras el almuerzo, de que hace ya años que nunca he tenido que cambiar de talla de zapato. Y he puesto mi máquina de economizar ingresos (también conocida como "cerebro" la mayor parte del tiempo) a funcionar para idear un plan maquiavélico y de elevada astucia: cuando lleguen las rebajas, romperé con nocturnidad y alevosía mi cerdito de barro con la cola retorcida hacia arriba, y llenaré dos....no, mejor tres carritos metálicos de hipermercado con el mayor surtido de zapatillas, pantuflas, botines, mocasines, chancletas y zapatos que jamás el hombre moderno haya tenido la oportunidad de conocer, para pasar altanero por caja y regodearme de los pánfilos que aguardan en la cola de la cajera trás de mi con sus "Bífidus" activos y sus leches de soja enriquecidas con calcio. Y sonreiré y hasta me permitiré el lujo de guiñar cómplicemente a la cajera cuando me entregue mi ticket, con la esperanza de tener una furtiva cita con ella esa noche, pues a esas alturas, ella ya se habrá percatado de mi inteligencia, ostensiblemente superior a la media nacional y parte de la internacional.

Quizá otros sigan mi ejemplo y realicen, en un acto de heroísmo inclasificable y sin parangón, la última y definitiva compra de calzado de su vida, puesto que está demostrado científicamente: el pie ya no crecerá más. Ja, ja, ja... ¿cómo puedo ser tan retorcídamente siniestro?
Me llamarán en masa los importadores, exportadores, fabricantes y diseñadores de zapatos, colapsarán mis centralitas, rogándome, suplicándome que no ejecute mi plan, que no aliente a las masas... ¡que les salve de la ruina y del colapso total! Ja, ja, ja... No duermo por las noches; me pica, de lo malo que soy...
Un momento... ¿y qué hay de los calcetines?

DE INFRASONIDOS Y SERES FANTASMALES.

Dicen que muchas de las impresiones y sensaciones, individuales o colectivas, relacionadas con la supuesta presencia de espectros, fantasmas o ectoplasmas, pueden hallar su explicación científica en la emisión de “infrasonidos” por parte de objetos muy cercanos.

Esta habilidad de percepción parece ser algo innato y común en casi todos los animales mal llamados “inferiores” en relación a los humanos.

Ahora comprendo por qué, cada vez que me acuerdo de tus besos, a mi gato se le ponen los pelos del rabo de punta…



HIKIKOMORI


HIKIKOMORI (*)


Siempre acabamos delante de la misma taza
en silencio, jugando con la cucharilla.
Yo percibo que la temperatura del líquido
no era la más adecuada; siempre te parece frío.
Y tú… ya sabes: quisiera desintegrarme en
cientos de millones de partículas subatómicas.
Cuánto me conoces, querido compañero…cuánto te conozco…


Pasamos junto a la calle Rachmaninov y
yo te indico dónde sepulté, tiempo atrás, el
anillo que creí nunca, nunca, poder quitarme.
La ciudad está repleta de humanoides plastificados;
sólo nosotros sabemos que sólo nosotros supimos
que esas resinas no traerían nada bueno. Luego estamos
solos; ergo al fin lo hemos logrado.


La disgregación se hace palpable: media docena
de masas encefálicas acaban de implosionar
a pocos metros de nuestra guarida… y sólo un gesto,
sólo un leve parpadeo denota nuestro asombro fingido…
¿Para qué simular un duelo, una compunción, una pena?
Seis rostros menos a los que mirar a los ojos… seis
falsos testimonios de hacia dónde van nuestros rumbos.


¿Recuerdas los viejos tiempos del remiendo en la ropa?
Los cristales de parabrisas se antojaban preciados trofeos,
y lavábamos las heridas en el agua de la acequia…
“La mía es más grande...”; “la mía está más abierta…”.
¿Recuerdas la colección, el museo de cicatrices?
Cambiado el cristal y el clavo punzantes por el verso y el
párrafo nocturno: “el mío es más hueco…”;“el mío es más triste…”.

Para Daniel Atencia


(*) En Japón, adjetivo con el que se autodenominan los jóvenes que rechazan la comunicación con el resto de personas, que se sienten solos, tristes, vacíos y sin expectativas de futuro a corto o medio plazo. A principios del S.XXI, varios grupos de ellos saltaron a los medios de comunicación por ser protagonistas de suicidios grupales que concertaban previamente a través de Internet.




MOMENTO. INSTANTE


Cada hombre espera su momento.
Y cada momento conserva una estructura
inestable, como de átomo imposible que alcanza
su apocatástasis y vuelve a ser abrazo en brazos
del hombre que llega con retraso a su momento.

Como de vía de traviesas que no son equidistantes.
Y el momento es suficiente reclamo
para atraer el discurso a la sangre
y el enlace covalente a los capilares del alma
del hombre que llega a su momento con retraso.

Cada momento anhela a su hombre.
Con una impaciencia de mujer atomizada
y disuelta en mareas cíclicas y manchas solares,
como de agujas cortas que aspiran a ser segunderos
en la esfera que no gira. Que no gira.




ÜBER


Como se paren hombres cuyo sino es
la cicatriz, la mancha bajo los ojos
y el hueso dolorido; y la ruda y abyecta
respuesta a la mano que hila el cumplido.

Como se paren los muchachos que tiran de la yunta.

Del mismo modo. Igualmente
se reverdecen los áridos pagos sin golpes de labranza;
tal son bañados por aguas y luces que no son paridas
con sangre, sufrimiento; solaz o folganza.

(Construir el deseo no es razón para anhelarlo).

Como se concibe a quien carga y portea la suerte
de la camada desnuda y taciturna. A quien
surca su hombro con las sogas que remolcan las huestes.

Igualmente. Del mismo modo,
la semilla de quienes elevan el sueño sin poleas o ingenios
vuela, y sueña, y concursa en los preludios del estío.

(No se elevan las torres, los altares… sin aguadores.
El sol no brilla si no existe el brillo).

Y, como se perpetúa, por divino mandato, la
estirpe del ídolo tatuado que desbroza los senderos
y que amamanta con sus verdades a la pléyade miope,
crecerán bajo las cortezas los hijos del soneto,
del romance, de la lírica torpe y envenenada.

(No quedarán estas tierras sin su ración de locura…).



EL DUDOSO, PARA ELLOS, MÉRITO.

Yo, eclipsado por mi irrefrenable y enfermizo deseo de arrancarme la vida.
Yo que, no obstante, siempre acabo recibiendo a un día siguiente.
Yo soy un héroe.




SINFÓNICO

Todo verso que surge del alma es
como una sinfonía sin una nota a destiempo,
como el curso de un arroyo sin meandros…
como una gran autopista en la que
nunca muere nadie… nadie.

Y el hombre es verso, es alma.
Pero nunca sinfonía.

El muchacho calla, otea y llega,
por un instante, a divisar la nave que
hunde su quilla tras de las ínsulas, allende las manos.

El hombre calla, evoca y bien sabe que llegó,
por varias noches, a palpar los rubores y las crestas
de las barcazas que transportaban su aromática carga.

Y el hombre es muchacho, es marengo
hecho rehén en los diques secos.
El hombre es meandro. Guadaña en los arcenes.

Y todo verso que surge del alma es
como una errata en el diccionario
donde se esconden los adjetivos de los poemas
del hombre que no es muchacho; del muchacho-hombre.

Pero nunca sinfonía.


DUERMEVELA


Oscura cae, tras la luz de las tardes de julio.
Tras la recalcitrante luz, la claridad repulsiva.
Eran blancas. Las paredes. Blancas fueron durante
tanto tiempo… cuando aún pendía.

Y ahora cae. Junto al ruido de las aspas. Antes
de la angustiosa contracción de las pupilas que
añoran las cavernas húmedas y mustias.

La verdad, y su equipaje de adoquines, siempre caen
como la cera de las velas en la noche perpetua.
Oscura. Oscura cae, cual lágrima y mejilla hirsuta,
párpado maquillado y disfraz para la ocasión.

Oscura, sólo esta verdad no nos fue revelada:
la verdad, y su equipaje de látigos y azotes, siempre caen.
Manchando las paredes.




VIDA.TARDE


Lo que nos hace volar, atravesar
las tupidas cabelleras del tiempo o la
densa niebla de las millas. Lo que nos hizo.
También. También deshilacha los senderos
y arrasa los telares. También lo hace.

Yo. Que anduve aun malherido. Que atrás dejé
al hogar, a las pavesas, las ascuas y
al abrazo de la madre falsa… Yo, que lo anduve,
como flujo y helada corriente, sorteando la piedra…
Me desemboco, yo, en un mar árido agrietado.

En tu errática poza, vida. Yo, que lo estuve,
que volé, fluí, atravesé y hasta sostuve
en el regazo tus últimos bulbos…
También. También te amo. Entre la límpida
espuma del forzoso reencuentro.