La vida y la obra de un púgil sin contrincante

Yo no pedí estar aquí. Yo no pretendo entenderos ni que me entendáis. Yo no pretendo pasar a la posteridad; tan sólo, que me dejéis hacer mi vida, por extraña que os resulte...

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Lugar: Torrox, Málaga, Spain

26.10.06



HIKIKOMORI


HIKIKOMORI (*)


Siempre acabamos delante de la misma taza
en silencio, jugando con la cucharilla.
Yo percibo que la temperatura del líquido
no era la más adecuada; siempre te parece frío.
Y tú… ya sabes: quisiera desintegrarme en
cientos de millones de partículas subatómicas.
Cuánto me conoces, querido compañero…cuánto te conozco…


Pasamos junto a la calle Rachmaninov y
yo te indico dónde sepulté, tiempo atrás, el
anillo que creí nunca, nunca, poder quitarme.
La ciudad está repleta de humanoides plastificados;
sólo nosotros sabemos que sólo nosotros supimos
que esas resinas no traerían nada bueno. Luego estamos
solos; ergo al fin lo hemos logrado.


La disgregación se hace palpable: media docena
de masas encefálicas acaban de implosionar
a pocos metros de nuestra guarida… y sólo un gesto,
sólo un leve parpadeo denota nuestro asombro fingido…
¿Para qué simular un duelo, una compunción, una pena?
Seis rostros menos a los que mirar a los ojos… seis
falsos testimonios de hacia dónde van nuestros rumbos.


¿Recuerdas los viejos tiempos del remiendo en la ropa?
Los cristales de parabrisas se antojaban preciados trofeos,
y lavábamos las heridas en el agua de la acequia…
“La mía es más grande...”; “la mía está más abierta…”.
¿Recuerdas la colección, el museo de cicatrices?
Cambiado el cristal y el clavo punzantes por el verso y el
párrafo nocturno: “el mío es más hueco…”;“el mío es más triste…”.

Para Daniel Atencia


(*) En Japón, adjetivo con el que se autodenominan los jóvenes que rechazan la comunicación con el resto de personas, que se sienten solos, tristes, vacíos y sin expectativas de futuro a corto o medio plazo. A principios del S.XXI, varios grupos de ellos saltaron a los medios de comunicación por ser protagonistas de suicidios grupales que concertaban previamente a través de Internet.




MOMENTO. INSTANTE


Cada hombre espera su momento.
Y cada momento conserva una estructura
inestable, como de átomo imposible que alcanza
su apocatástasis y vuelve a ser abrazo en brazos
del hombre que llega con retraso a su momento.

Como de vía de traviesas que no son equidistantes.
Y el momento es suficiente reclamo
para atraer el discurso a la sangre
y el enlace covalente a los capilares del alma
del hombre que llega a su momento con retraso.

Cada momento anhela a su hombre.
Con una impaciencia de mujer atomizada
y disuelta en mareas cíclicas y manchas solares,
como de agujas cortas que aspiran a ser segunderos
en la esfera que no gira. Que no gira.




ÜBER


Como se paren hombres cuyo sino es
la cicatriz, la mancha bajo los ojos
y el hueso dolorido; y la ruda y abyecta
respuesta a la mano que hila el cumplido.

Como se paren los muchachos que tiran de la yunta.

Del mismo modo. Igualmente
se reverdecen los áridos pagos sin golpes de labranza;
tal son bañados por aguas y luces que no son paridas
con sangre, sufrimiento; solaz o folganza.

(Construir el deseo no es razón para anhelarlo).

Como se concibe a quien carga y portea la suerte
de la camada desnuda y taciturna. A quien
surca su hombro con las sogas que remolcan las huestes.

Igualmente. Del mismo modo,
la semilla de quienes elevan el sueño sin poleas o ingenios
vuela, y sueña, y concursa en los preludios del estío.

(No se elevan las torres, los altares… sin aguadores.
El sol no brilla si no existe el brillo).

Y, como se perpetúa, por divino mandato, la
estirpe del ídolo tatuado que desbroza los senderos
y que amamanta con sus verdades a la pléyade miope,
crecerán bajo las cortezas los hijos del soneto,
del romance, de la lírica torpe y envenenada.

(No quedarán estas tierras sin su ración de locura…).



EL DUDOSO, PARA ELLOS, MÉRITO.

Yo, eclipsado por mi irrefrenable y enfermizo deseo de arrancarme la vida.
Yo que, no obstante, siempre acabo recibiendo a un día siguiente.
Yo soy un héroe.




SINFÓNICO

Todo verso que surge del alma es
como una sinfonía sin una nota a destiempo,
como el curso de un arroyo sin meandros…
como una gran autopista en la que
nunca muere nadie… nadie.

Y el hombre es verso, es alma.
Pero nunca sinfonía.

El muchacho calla, otea y llega,
por un instante, a divisar la nave que
hunde su quilla tras de las ínsulas, allende las manos.

El hombre calla, evoca y bien sabe que llegó,
por varias noches, a palpar los rubores y las crestas
de las barcazas que transportaban su aromática carga.

Y el hombre es muchacho, es marengo
hecho rehén en los diques secos.
El hombre es meandro. Guadaña en los arcenes.

Y todo verso que surge del alma es
como una errata en el diccionario
donde se esconden los adjetivos de los poemas
del hombre que no es muchacho; del muchacho-hombre.

Pero nunca sinfonía.


DUERMEVELA


Oscura cae, tras la luz de las tardes de julio.
Tras la recalcitrante luz, la claridad repulsiva.
Eran blancas. Las paredes. Blancas fueron durante
tanto tiempo… cuando aún pendía.

Y ahora cae. Junto al ruido de las aspas. Antes
de la angustiosa contracción de las pupilas que
añoran las cavernas húmedas y mustias.

La verdad, y su equipaje de adoquines, siempre caen
como la cera de las velas en la noche perpetua.
Oscura. Oscura cae, cual lágrima y mejilla hirsuta,
párpado maquillado y disfraz para la ocasión.

Oscura, sólo esta verdad no nos fue revelada:
la verdad, y su equipaje de látigos y azotes, siempre caen.
Manchando las paredes.




VIDA.TARDE


Lo que nos hace volar, atravesar
las tupidas cabelleras del tiempo o la
densa niebla de las millas. Lo que nos hizo.
También. También deshilacha los senderos
y arrasa los telares. También lo hace.

Yo. Que anduve aun malherido. Que atrás dejé
al hogar, a las pavesas, las ascuas y
al abrazo de la madre falsa… Yo, que lo anduve,
como flujo y helada corriente, sorteando la piedra…
Me desemboco, yo, en un mar árido agrietado.

En tu errática poza, vida. Yo, que lo estuve,
que volé, fluí, atravesé y hasta sostuve
en el regazo tus últimos bulbos…
También. También te amo. Entre la límpida
espuma del forzoso reencuentro.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me encanta el estilo, y ademas me apasiona, abrir cada dia y leer lo que pone...es un crak.

20:39  
Anonymous Anónimo said...

ALUCINANTE! ESTE TIO MOLA

20:46  

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