
Todos sabíamos que era la “querida” del jerifalte, pero ella parecía llevarlo muy a gala. Imbuida de una especie de halo de superioridad consorte, nos miraba a todos por encima del hombro, viviendo y creyéndose su propia mentira, y todo le pareció surgir por ciencia infusa ante sus ojos y sus manos impúdicas y manchadas de adulterio.
Cuando él se presentaba en sociedad acompañado de la propietaria de la osamenta magnífica, ella procuraba mantenerse a prudencial distancia, pero siempre visible, con el mensaje clavado en la imaginaria frente ya arrugada: “Soy yo. Y no soy ‘esa’…”, como cantaba la mediática flamenca del vello rebelde tiempo ha.
Nunca pensamos que podría llegar tan lejos. Nunca.
Y eso que ya cuando empezaron a germinar las alas invisibles tras los omóplatos, el dictamen fue unánime: no se puede volar con alas de papel…
(Nota: ilustración de la gran Maltieri. Visítenla).
(Nota 2: Dedicado a "Inma": no te conozco aún, pero gracias por tus palabras...).
1 Comments:
curiosamente al ver la imagen he pensado en Maltieri, casi al instante... era obvio...
Publicar un comentario
<< Home